3. Cuando el Conflicto Persiste

3. Cuando el Conflicto Persiste

En el contacto entre dos personas es donde nos encontramos con el aprendizaje, pues, solo en él, cada una podrá tomar consciencia de sí misma en toda su magnitud (positiva y negativa); consciencia de la otra persona; y consciencia de las similitudes y diferencias entre ambas. Ni la persona que se aísla, ni la que se confunde con la otra pueden apreciar diferencias, por lo que se quedan fuera del terreno del contacto y del crecimiento.

Y es que, para que se dé el contacto sano entre dos personas, ambas deben ser capaces de arriesgarse, desde el respeto, a cambiar y a ser cambiadas. Pero ésta no siempre es una tarea sencilla, por lo que muchas veces percibimos el contacto como una ocasión de peligro o de incomodidad.

De hecho, hay ocasiones en que surge el conflicto y no logramos comunicar adecuadamente, negociar o llegar a consensos, ya sea, porque la intensidad emocional del momento es elevada o porque no logramos tener una visión clara de las causas y de los factores que lo mantienen.

En ocasiones como éstas, en que el contacto no se da, quizás podamos plantearnos los siguientes movimientos:

  • Retirarnos: el tiempo es fundamental para tomar perspectiva de los problemas y valorar, con algo más de objetividad, lo sucedido. Se trata de un tiempo en el que reflexionar desde la empatía, pero también desde el contacto con nuestras propias necesidades.
  • Hacer autocrítica: lejos de castigarnos, se trata de incluirnos en el examen de la situación como un elemento más de ésta, y entender lo sucedido, teniendo en cuenta que, a veces, también nosotros podemos ser causantes de un conflicto (queriendo o sin haber querido). 
  • Pedir disculpas / reparar: si hemos entendido que nuestra conducta puede haber ofendido o dañado a la otra persona, quizás lo más efectivo sea pedir disculpas. Sin embargo, esta conducta no es tan sencilla (ni, por ende, tan practicada), ya que implica a nuestro autoconcepto. Si no aceptamos nuestra imperfeccion, difícilmente seremos capaces de admitir una equivocación o error, pues éstos serán vividos como manchas en nuestra imagen y no, como lo que son: oportunidades de crecimiento. En caso de que nos sea complicado o doloroso pedir disculpas o que pensemos que se ha pasado el tiempo de hacerlo, quizás aún podamos reparar el daño, retomando el contacto y mostrando una rectificación de la conducta que produjo el conflicto. Recordando a Einstein, si siguiéramos haciendo lo mismo, llegaríamos al mismo resultado.
  • Disculpar: si nos toca ser quien recibe la ofensa y queremos salvaguardar el vínculo con la otra persona, tocará aceptar y aprender a disculpar, a perdonar, sabiendo que todos somos imperfectos, que todos somos susceptibles de cometer errores o de ser inconscientes del otro y de nuestras propias limitaciones ante las relaciones. Y, de esta fase, surgen el alivio y el aprendizaje en ambas direcciones.
  • Reconsiderar nuestro objetivo: si, por el contrario, las conductas se enquistan y se vuelven dañinas o la confianza se pierde, podemos reconsiderar nuestro objetivo. Qué duda cabe de que lo ideal sería lograr restablecer las relaciones (por aquello de que nos enriquecen), pero hay ocasiones en que protegerse se torna en una prioridad.
  • Establecer límites: para lograr lo anterior, tendremos que recurrir a los límites. Esto no significa exigir que las cosas se hagan a nuestra manera, ni imponer a la otra persona nuestra manera de entender la vida. Se trata simplemente de protección; de decir, "a partir de aquí, no es sano para mí". Y es una expresión que siempre ha de ir en primera persona del singular, pues lo que los demás entiendan o decidan hacer forma parte de su libertad de elección. En caso de que sus formas sean dañinas para nosotros, se encontrará con nuestra libertad de decidir si mantener el contacto o apostar por la retirada. Tampoco esta tarea es sencilla. Para llevarla a cabo es necesario tener una consciencia clara de nuestro valor y de nuestras necesidades (algo que no es tan evidente) y saber dónde están nuestros límites necesarios. Como si de una dinamo se tratara, solo hay una manera de desarrollar esta capacidad, y es poniéndola en práctica.
  • Aceptar los límites de la otra persona: al igual que ocurría con la disculpa-perdón, si estamos de acuerdo con la necesidad de establecer nuestros límites para protegernos, y queremos ser coherentes, tendremos que aprender a aceptar que la otra persona establezca los suyos cuando sienta que debe hacerlo. A partir de entonces, la relación se podrá retomar desde posiciones nuevas.

Como habrás podido apreciar, este texto está lleno de referencias a tareas que no son sencillas, y es que el contacto es una cosa de dos: dos personas, dos mundos.

Quizás, los aspectos clave para mí sean:

  • La escucha activa (una vez más), para obtener una visión más amplia del conflicto.
  • El espíritu aventurero, reflejado en la apertura al aprendizaje y el crecimiento propios, y en el deseo de luchar por salvaguardar la experiencia del contacto a pesar de las incomodidades.
  • Y la conciencia de nuestros límites, para protegernos de forma efectiva y no salir heridos.

Para finalizar, sólo quisiera apuntar que un conflicto en el ámbito personal dista mucho de un conflicto en el ámbito laboral (se abordará en otra entrada), pues, en el primero, la relación es simétrica y suele ser cooperativa; mientras que, en el segundo, muchas veces, es asimétrica y siempre competitiva. Y estas características suponen diferencias importantes a la hora de afrontarlos, ya uqe solo en uno de ellos se podrá actuar con libertad.

Como ocurría con la escucha, la empatía y el diálogo general, o con la comunicación no violenta, la autocrítica, la disculpa y el establecimiento de límites son fruto de habilidades que, si nos interesan, tendríamos que entrenar con la constancia y la repetición necesarias para que se conviertan en herramientas a nuestra disposición en cada ocasión de conflicto. 

Si te ha gustado este contenido, que espero que haya sido útil, te invito a suscribirte gratuitamente a mi newsletter para que no te pierdas próximas entradas al blog. Si quieres compartirlo, te agradecería que lo hagas poniendo el enlace a mi web.

Newsletter

Entérate antes que nadie de todas nuestras novedades

¡Muchas gracias por suscribirte a nuestro boletín!